sábado, 29 de septiembre de 2007

Jorge Carvajal, Cirujano de almas



Entrevista

Por Koldo Aldai


Luce en la pared de su concurrido consultorio de Medellín el título de cirujano, pero el prefiere presentarse como "carpintero de la conciencia". Para el doctor Carvajal la bioenergética es aquella medicina que deja de ver al hombre como un "fósil molecular" y comienza a observarlo como un "ser de luz". No distingue entre medicina, conciencia y espiritualidad, pero se trata de una miopía valiente e intencionada.

Pregona en los congresos de médicos que el cuerpo y el alma están estrechamente unidos y en los seminarios atiborrados de gente que la ciencia del servicio es la ciencia más sagrada. Para este poeta, psicólogo, inventor, cirujano. La enfermedad es el espejo en el que se mira nuestra conciencia. Arde la arena a sólo unos metros del Palacio de Miramar. Los donostiarras disfrutan del primer y esplendoroso domingo de verano y sin embargo el salón de esa gran mansión isabelinase encuentra también a rebosar. Desborda el verano en la perla del Cantábrico, pero el médico colombiano mantiene a cientos de personas clavadas en las sillas. El sol puede esperar.

Místico sin cueva

Jorge Carvajal Posadas emana la profundidad del sabio, la seguridad del científico, la belleza del poeta y la generosidad del hombre comprometido con su tiempo. Sin embargo más allá del cirujano que ha hollado nuevos y más amplios horizontes de terapias del conferencista que llena foros en Europa y América a su paso, más allá del poeta viajero que va dejando aquí y allá una bella mirada del mundo del observador de una realidad tan lacerante como esperanzada, Jorge Carvajal es un místico de nuestros días. Su palabra resuena en la más interna geografía. Por eso la gente deja la playa, el sol y el agua, saben que sus discursos van directos al alma en constante exhortación a la búsqueda del centro. Nuestro interlocutor es un místico sin cueva de los que se plantan en medio del asfalto aún a riesgo de retumbar preguntas sin respuesta: "¿Qué puede pasar con la gota de agua congelada en el Ártico." El piensa que le seguimos pero se nos escurre su gota tocada de eternidad. El investigador colombiano va sembrando ciencia y conciencia a partes iguales. Sus estudios sobre nuevas medicinas dan la vuelta al mundo entero pero antes que nada es hombre con inmensa fe en el hombre: "Las oscuras cavernas fueron necesarias para que la humanidad naciera pero en la nueva cultura la humanidad ascenderá la montaña de la iniciación".

Aromar la Tierra

Esa apuesta tan vital le empuja a amar con pasión su país. Anima a visitar el mágico realismo de su geografía. El médico de Medellín se crece en medio de una tensión de una turbulencia que le presenta diariamente reto de equilibrio y serenidad. Las víctimas de los atentados saben también de su cirugía, de sus resonancias, de sus colores, de su acupuntura, de su homeopatía, pues Carvajal toma lo mejor de todos los territorios terapéuticos y los individualiza en cada paciente. Colombia desafía continuamente a este hombre que no conoce los límites de la entrega: "Somos flores, nuestro cometido es aromar la tierra". Viene de la geografía más convulsa del planeta y sin embargo su presencia es todo paz. No es fácil ubicar al doctor Carvajal. Lo podemos encontrar en congresos especializados siempre intentando ampliar los márgenes de la ortodoxia revelando las claves de la bionenergía, la medicina con la que se le identifica o de la terapia láser, uno de los métodos que le caracterizan. Lo podemos ver con sus colegas galenos defendiendo la necesidad de abordar el tema de la salud desde más allá del cuerpo, invitando a "rescatar" el alma del paciente abundando en la ciencia que el denomina de la sintergética o ciencia de la síntesis. Le podemos ver también en multitudinarios aforos compartiendo con gentes sencillas su intenso "sabor de la vida" (sabiduría) en charlas salpicadas de fina y profunda poesía. Le podemos ver en sus seminarios en Barcelona, Mallorca, Madrid y San Sebastián pues su gente y seguidores no le perdona menos de dos visitas al año. Entre conferencia y conferencia logramos secuestrarlo. Nos lo llevamos al jardín del palacio. Verde cielo y mar inmenso parece que colmaran de nuevo la inspiración de este hombre por lo demás amable y solícito. La paz que pregona y emana le posibilita también ubicación perfecta. Apenas toma respiro entre el discurso del salón y la entrevista a orillas del Cantábrico. No hay fractura entre las palabras de dentro y fuera del palacio al igual que no hay salto entre las diferentes ciencias y terapias que transita. Sabe por donde se anda conoce su discurso pero no recita, responde con una rapidez no exenta de fuerza y convicción. El tiempo es breve y sus palabras son precisas"quirúrgicamente" lanzadas y ubicadas. No en vano tiene ya "operadas" muchas almas.

¿Cuál es la medicina del futuro?

Más y mejores técnicas sí pero con la magia viva del sentir. Afrontar la enfermedad y el dolor sí pero sin perder de vista el sentido del vivir. Tal vez tendremos menos hospitales y más trabajo ambulatorio, menos cirugías y más educación, menos medicamentos y más bebidas caseras, menos vitaminas y más alimentos de buena calidad.

¿Una medicina más humana?

Algo así. Apostamos por una ciencia con alma una disciplina que no mate la fe y la esperanza. Una propuesta para que cada quien rescate el poder de gestionar su propia salud para que nacer y morir no sean los límites infranqueables de la vida y vivir se convierta en el arte original de ser. Un movimiento hacia la participación, un cese de la conspiración que ha dejado marginado al hombre de la responsabilidad sobre su propia vida, un rescatar la indivisible integridad del ser humano.

¿Más "cariños" y menos ciencia?

El paradigma dominante en el mundo ha sido el de la ciencia pero la ciencia se convirtió en una nueva religión, en el único código de lectura aceptado. Hemos de salir del fundamentalismo científico así como antes salimos del fundamentalismo religioso. El paradigma de la ciencia puede ser interpretado desde un código de lectura más incluyente generando una ciencia con conciencia.

¿Bisturí para el cuerpo o para el alma?

Es imposible acceder al ser humano olvidando la esencia del ser humano que es la "psique", que es el alma. No se trata de dejarle la psicología a los psicólogos, a los psiquiatras, es demasiado importante para dejarla sólo en manos de los especialistas. Tenemos que rescatar la psicología para la vida cotidiana.

¿Qué enferma primero?

Desde 1950 los estudios médicos demuestran que el patrón de la personalidad incide sobre la enfermedad de una manera contundente sobre los factores de riesgo para enfermar de una u otra cosa y se empiezan a estudiar los patrones de personalidad.

¿Rescatar el alma con qué objetivo.?

Se trata de ver como un sentimiento de hostilidad genera úlceras, genera enfermedad acidopéptica, genera hipertensión arterial, aumenta el riesgo de infarto, aumenta la liberación de noradrenalina, aumenta el consumo de oxígeno, te mete en un régimen de economía energética pésimo donde hay un gran desgaste y una gran fricción impide la respuesta de relajación, te impide tener paz interior a pesar de que tengas todas las razones del mundo para tenerla. Si nosotros como médicos no tenemos paz interior, si no somos capaces de la respuesta de relajación, no podemos reconocer la necesidad en otros. La primera necesidad de un paciente es paz.

Paz a cambio de aspirinas. ¡va a hundir a las farmacéuticas!

Sin paz ninguna de las cosas que haga tiene sentido. Es el dígito en una gran cifra. Todas las acciones son ceros y sin el dígito de la paz nada vale la pena ni tu dinero, ni tu posición, ni tu prestigio... Pero si tienes paz interior todo lo demás se vuelve valioso.

De tanto abuso gastamos las palabras. ¿Qué es paz interior?

Es respuesta de relajación: que te baje el consumo de oxígeno, que te baje el nivel de noradrenalina, que te interiorices, que reflexiones, que compartas. Es muy sencillo: cuando hay paz interior tu aquietas el tallo cerebral, el cerebro reptil. No tienes que atacar o huir, no tienes que morder a tu papá todo el día o toda la noche haciendo bruxismo, sino que puedes comprenderlo, puedes ponerte en sus zapatos. Muchas hipertensiones esenciales vienen de ahí.

¿Somos algo más que una prisión molecular?

Cuando pensamos, cuando comemos, cuando soñamos, aunque creamos que estamos sólo en el cuerpo, estamos en lugares distintos. La mente que recorre por nuestro cerebro no está en el cerebro ni nace en él. Tampoco muere con él. Así como el agua no nace de la nube o del océano y es materia prima del hielo de la Antártida, del mar Caribe y de las impredecibles nubes, así la mente no es el cerebro ni los pensamientos ni las ideas sino la misma intangible sustancia de la que todas las cosas están hechas: el Verbo. Al principio era el campo cuántico o campo unificado de la conciencia un infinito potencial que el sonido hizo desplegar en el orden explícito de la creación.

¿Dónde nace tanto entusiasmo suyo por la vida?

Ser humano es un vivir asombrados y conmovidos, el milagro de inventarnos todos los instantes, el milagro de ser conscientes de respirar el logro trascendental de ser conscientes de la conciencia. La ciencia sublime de sentir que estamos vivos cuando sentimos que la vida que anima flores y trinos es la misma que habita en nosotros. Ser humanos es cantar con la tierra la amorosa canción del regreso.

¿El tan mentado "volver al aquí y ahora"?

Exactamente. Los procesos de expansión de conciencia o de iniciación, ocurren hoy en el ritual de la vida cotidiana. Si ni siquiera escucho al hijo que está al lado, si me quemo la lengua por la mañana y el chocolate no me sabe a chocolate por estar pensando en la cuenta o el transporte o la hora de llegada. Si yo no vivo en el instante del presente ¿cómo pedirle a la vida que me de una responsabilidad del infinito?

¿No hay huída en ese "retorno a nosotros mismos"?

Todo puede ser refugio o morada. Si nos lleva a una mayor comprensión y libertad es morada del alma. Si nos lleva a una mayor dependencia y esclavitud es un refugio. De la misma forma podemos hacer del cuerpo un templo de la conciencia o un simple refugio para escaparnos de la inclemencia. También todos los lugares pueden ser habilitados como refugios o como instrumentos del alma: las iglesias, las ciencias, el conocimiento, los sitios sagrados y los profanos serán lugares para afrontarnos o para escondernos.

Dentro del palacio invitaba a la gente a jugar al arco. Cuando empiezas a conocerte sabes que tú eres el arco y eres la flecha pero sobre todo tú eres el blanco. Cuando das en el blanco de tu propio centro, cuando ya no tienes los blancos en el placer, el poder, la recompensa, cuando el arquero no tiene sino el blanco de su corazón, en ese momento siempre da en el blanco. Das en el blanco cuando descubres esa ciencia interior que viene desde el centro y el centro es el liberador de la ilusión.

¿Sanar al hombre es también sanar la Tierra?

Así es. Todo en la tierra se acelera porque el hombre está en ella. La destrucción y la creación se vuelven en el hombre como una impetuosa corriente. Tenemos la terrible o gloriosa facultad de destruir o crear. Somos enzimas de la tierra, catalizadores de la evolución.

¿Propuesta de una nueva ecología?

Efectivamente. Llegó el tiempo de rescatar lo más sagrado de la vida: su interdependiente unicidad. Es la hora de una nueva ecologíala de la tierra viva, la de la gran cadena de la vida en la que la corriente del ser se diversifica revelando su armoniosa integridad. Cada uno de nosotros es parte del proyecto. Toda la basura que vemos es producto de nuestro propio corazón, allí nacieron las guerras, allí puede germinar la paz.

¿Estamos cerca del vergel o del desierto?

Toda la creación está a nuestra disposición para oprimir o para liberar para sembrar la muerte y desertificar o para sembrar la vida y cosechar. El hombre acelera todas las vibraciones para unirlas en la gran alquimia de la vida. Todas las semillas latentes pueden florecer. Todas las cosechas evolutivas de la tierra pueden echarse a perder. Nuestra naturaleza es la de ser co-creadores.

¿Espera buena cosecha?

Por supuesto, pero para ello es preciso observar la parábola del sembrador. Es necesario mirar la cosecha que la vida nos ha legado con reverencia y amor, de lo contrario las semillas morirán en los bolsillos del egoísmo y lo que la naturaleza ha construido por siglos y siglos morirá en nuestra inconsecuencia.

Vd. pregona que "muy hermosas esculturas duermen en nuestras manos.

"¡Tanta vida se puede dar con la mirada, tanta esperanza se puede germinar con una sola palabra, tanto amor implícito hay en el humano, potencial que sólo es preciso abrir las compuertas del ser para dejarlo correr! ¿Cuantas creaciones esperan la magia de un aliento sagrado? ¿Cuantos sueños esperan la vibración de una voz para despertar?

¿Es difícil levantar este estandarte de esperanza y de vida en el ámbito en que te desenvuelves?

La nueva conciencia surge en vórtices de una sensibilidad extrema o caóticos. En la piel sensible de las heridas personales y sociales es mucho más fácil sembrar la semilla de un nuevo orden emergente. Me encanta Colombia. Es el mejor país del mundo precisamente porque estamos en caos y en el seno de un vórtice caótico. Si tu puedes mantenerte en el ojo del huracán vas a poder tener un nivel de acción y respuesta más significativo. La tensión es creativa. La violencia es al fin y al cabo energía. Nuestros temores, nuestros sentimientos, son energía. No son en principio ni buenos ni malos depende sólo de la dirección que les demos. Cuando en el centro del caos estamos dispuestos a escuchar podemos emerger a un nuevo orden y cultura. Cambiar nuestro punto de observación del mundo, cambiar nuestra actitud es ya transformar el mundo desde adentro.

Apura raudo sus últimas respuestas pues le aguarda el auditorio del palacio. Sobre el jardín que se asoma a la bahía de la Concha revoltean las últimas palabras que viene de regalarnos el cirujano de almas y que apagan la grabadora: "Nos sanamos cada vez que reconocemos en todos los eventos un maestro, cada vez que antes de afirmar o negar estamos dispuestos a aprender, cada vez que podemos ver aún en las cosas más oscuras una evidencia de los infinitos métodos del Creador.
"En el surco de mi paz siembro la semilla del amor y florezco a la libertad". ¡Gracias por la siembra señor doctor!


Libros publicados por Jorge Carvajal:

"Contextos de Sintergética""Láser y Sintergética""Por los caminos de la Bioenergética""Por los Senderos del Alma" son textos donde a través de su visión de síntesis y su experiencia de más de 25 años de docencia, asistencia e investigación nos invita a un cambio de visión respecto a la salud y nuestras actitudes, inspirándonos a descubrir la vida como un proceso creador y la creación como un acto espiritual. Los dos restantes son fruto de la recopilación hecha por su esposa de algunos de sus poemas: "El fuego del Amor" y "Agua y Cielo en el Sendero". (Más información http://www.davida-red.org/


domingo, 16 de septiembre de 2007

La Vida sin Violencia


El Dr. Arun Gandhi, nieto de Mahatma Gandhi y fundador del Instituto M.K. Gandhi para la Vida Sin Violencia , en una de sus conferencias, compartió la siguiente historia como un ejemplo de la vida sin violencia en el arte de educar de sus padres:
"Yo tenia 16 años y estaba viviendo con mis padres en el Instituto que mi abuelo había fundado a 18 millas en las afueras de la ciudad de Durban, en Sudáfrica,
en medio de plantaciones de azúcar. Estábamos bien adentro del país y no teníamos vecinos, así que a mis dos hermanas y a mi siempre nos entusiasmaba el poder ir a la ciudad a visitar amigos o ir al cine.
Un día mi padre me pido que le llevara a la ciudad para atender una conferencia que duraba el día entero y yo salté a la oportunidad. Como iba a la ciudad mi madre me dio una lista de cosas del supermercado que necesitaba y como iba a pasar todo el día en la ciudad, mi padre me pidió que me hiciera cargo de algunas cosas pendientes como llevar el auto al taller.
Cuando despedí a mi padre el me dijo: Nos vemos aquí a las 5 P.M. y volvemos a la casa juntos. Después de muy rápidamente completar todos los encargos, me fui hasta el cine más cercano. Me enfoqué tanto con la película, una película doble de John Wayne que me olvidé del tiempo. Eran las 5:30 p. m. cuando me acordé. Corrí al taller, conseguí el auto y me apuré hasta donde mi padre me estaba esperando. Eran casi las 6 P.M. El me preguntó con ansiedad:
¿Por qué llegas tarde? Me sentía mal por eso y no le podía decir que estaba viendo una película de John Wayne. Entonces le dije que el auto no estaba listo y tuve que esperar. Esto lo dije sin saber que mi padre ya había llamado al taller.
Cuando se dio cuenta que había mentido, me dijo: Algo no anda bien en la manera que te he criado que no te ha dado la confianza de decirme la verdad. Voy a reflexionar qué es lo que hice mal contigo. Voy a caminar las 18 millas a la casa y pensar sobre esto. Así que vestido con su traje y sus zapatos elegantes, empezó a caminar hasta la casa por caminos que ni estaban cementados ni iluminados. No lo podía dejar solo, así que yo manejé 5 horas y media detrás de él, viendo a mi padre sufrir la agonía de una mentira estúpida que yo había dicho.
Decidí desde ahí que nunca más iba a mentir. Muchas veces me acuerdo de este episodio y pienso ¿si me hubiese castigado de la manera que nosotros castigamos a nuestros hijos, hubiese aprendido la lección? No lo creo ...
Hubiese sufrido el castigo y hubiese seguido haciendo lo mismo, pero esta acción de no violencia fue tan fuerte que la tengo impresa en la memoria como si fuera ayer.
Esto es el poder de la vida sin violencia."

viernes, 14 de septiembre de 2007

CERISE




Por Ceresa

Aquel sábado la noche se nos había hecho madrugada entre miradas dilatadas, tibios sorbos de café, algo así como una cajetilla de cigarros entre los dos... varias preguntas y muchas confesiones... séntires, juegos, fantasías y acertijos... pero sobre todo, caricias y más caricias. Así, con nuestra desnudez en pleno, abarcábamos embravecidos toda la superficie de tu cama; lecho que ya para ese entonces, era tan mío como tuyo.

Sí algo me fascinaba de esos encuentros, era el sentarnos frente a frente (en posición casi de loto), buscando ex profeso cobijar nuestra carne, bajo el haz de luz de la lámpara que colgaba de la bóveda; tú cerrabas los ojos y me permitías paladear a detalle el exquisito color miel de tu piel, acariciar con mis manos detenidamente la contundencia y firmeza de tus piernas, mientras te entretenías en violentar mis pezones con las yemas de tus dedos, los dos íbamos balbuceando, a manera de letanía, murmullos dulces y obscenos.

Y estábamos frente a frente, precisamente en el instante en que tus dedos se inflamaban con las brasas turgentes de mis pechos, cuando sin decir más nada, en un sólo impulso me levanté, dejando extrañeza y pasmo entre tus palmas huecas...mientras mi figura se fue diluyendo tras el marco de la puerta.

Algunos sonido y ruidos, te permitieron ubicarme en la cocina de la casa, sin embargo, estos no eran lo suficientemente nítidos como para precisar que era lo que hacía y tramaba. No tuviste que aguardar mucho.

Crucé el umbral. Con la mano izquierda cerrada sobre mi pecho, avanzaba en cámara lenta hacia la cama; mis pupilas eran destellos, mi sonrisa una advertencia incitante y mis dedos... ¡el motivo principal de esa escena!... dedos de mi mano derecha que se enredaban y hundían sin recato, entre el abundante vello de mi pubis.

Tu estabas sentado al centro de la cama; me contuve un momento en el borde, mi mirada se clavó en tu mirada; poco a poco me fui inclinando; comencé a gatear entre las sábanas, sin abrir la mano izquierda.
Cuando llegué hasta ti, me fui incorporando, hasta quedar de rodillas: de nueva cuenta, frente a frente. Te puse el dedo índice sobre la frente y comencé a empujarte hacia atrás, tu te dejaste caer quedando boca arriba. De esta manera fui trepando sobre tu cuerpo, hasta quedar montada sobre tu vientre, podías sentir la humedad y el tibio palpitar de mi vagina en tu ombligo.
Bajé un poco mi brazo izquierdo y lo extendí para colocar mi puño a la altura de tu rostro; mi mano se fue abriendo, para dejarte ver una cereza, carnosa y esmaltada. Ante la vista de la fruta, de repente comenzaste a salivar.

En uno de mis arrebatos, llevé la ciruela hasta mi boca, amagando con morderla, pero lejos de clavar mis dientes, comencé a mojarla con la lengua. Pensaste que podría haberme pasado toda esa noche lamiendo y chupando pero no fue así. Con la cereza escurriendo en saliva empecé a sobar circularmente mi pezón derecho.

Te pedí que flexionaras las piernas para poder recargarme en ellas y me senté definitivamente sobre tu estómago. Con la cereza fui recorriendo paulatinamente todo mi torso y el vientre hasta llegar a mi vagina.
Abrí las piernas mostrando en plenitud la carnosidad de mis labios exteriores, los cuales separé de manera muy delicada, para ir introduciendo poco a poco aquella esfera vegetal entre mis piernas... veías maravillado como mi hendidura había engullido la fruta por completo, como si se tratara ni más ni menos, de un diminuto ser con instintos propios. Cubrí con ambas manos mi sexo, como si estuviese acurrucando un pequeño bicho contra mi cuerpo; sin ningún disimulo empecé a masturbarme.
Tu te encontrabas embelesado , mirando cada movimiento de mis dedos, cada nuevo pliegue que afloraba en mi cuerpo, persiguiendo el detalle, doblando y desdoblando el enfoque de tus ojos, para que mi imagen se desligara de sí misma en una doble exposición.

De súbito me paré y comencé a hurgar en mi entrepierna, me mirabas de abajo hacia arriba en toda mi exuberancia y plenitud, daba pequeños saltos, la cama crujía y rechinaba; en mi rostro se dibujaba una sonrisa nerviosa, cada vez más nerviosa.

_“¡por favor ayúdame!” – te dije y agregué con cierta desesperación- “¡no puedo sacarla!, ¡te juro que no puedo!”.
_“Tranquila, relájate”, -te paraste frente a mi, me tomaste por los hombros y me fuiste recostando. Una vez que estuve tendida, retiraste el cabello de mi frente y besaste mis sienes. Tenía los brazos al costado de mi cuerpo, con la angustia apretando intensamente mis manos (de haber tenido las uñas largas con toda seguridad mis palmas hubieran sangrado). Te hincaste a mis pies para separarme las piernas, de rodillas fuiste adentrándome, mis pantorrillas y muslos estaban tensos, mi sexo furiosamente constreñido... poco a poco fuste posando tus labios en mi monte. Con los dedos de ambas manos separaste tiernamente los labios vaginales e introdujiste el pulgar y el índice...
¡Fue como mirar con tus propios dedos ese gemido abismal de mi cuerpo; color rojo de entrañas, arpegio y pulso exaltados con sabor y aroma a especias orientales, ámbar dulce, clavo y almizcle...

Algunas caricias, tu lengua resbalando por mi sexo y tus dedos hurgando hasta mi alma… ansiedad y placer entremezclados, gemidos de dolor y al rato el más sublime deleite, dos movimientos casi furiosos de tus dedos, jugo de cerezas inundando tu lengua y la fruta entre tus labios…

“Imagínate que no hubieras podido sacarla… ¡Imagínate!... ¡imagíname germinando un cerezo en mi matriz!...”


jueves, 13 de septiembre de 2007

Día D

Este es un texto de una querida amiga, de esos contactos por internet únicos, de la época en que en Tabasco se editaba un suplemento dominical pseudo cultural, llamado Acervo, este texto nunca fue publicado, porque el editor fue corrido gacha y gandallamente por subersivo y pedote... Cereza, que es el seudónimo por el cual la reconoceremos, es quizá de las mujeres más cachondas que conozco en esta perra vida, con este "texticulo" de ella inauguramos la nueva etapa de este panfleto con infulas de pasquín, esperando más colaboraciones y aportaciones independientes... que lo disfruten y lo critiquen a su entero gusto (siempre desde la perspectiva que este espacio no es un sitio literario, sino simplemente un blogsillo sin muchas pretensiones)... Ouchh!.



DÍA D



Por Cereza



Aquella mañana ella se despertó ansiosa, alegre, pero ansiosa, por fin después de seis meses de sólo conocer su voz, se encontrarían tal como lo habían deseado.

Salió de su departamentode la calle Amores, en la Del Valle, sonriente y decidida, su cuerpo vestía una falda corta, medias de seda que embellecían aún más sus bien torneadas piernas, zapatillas clásicas y un suéter color violeta que hacía resaltar sus senos.
¿bragas negras de encaje? ¿Y por que no?, nunca había usado ropa interior obscura pero tampoco nunca antes había experimentado esa sensación de amor e incertidumbre...

Llegó al lugar escogido por los dos, la puerta estaba entre abierta y entró haciéndola rechinar, el ruido lo hizo girar sobre sí mismo hasta que sus miradas se encontraron, caminaron lentamente uno hacia el otro, acercándose, sonrieron nerviosos, a unos cuantos centímetros, sus cuerpos se detuvieron, ella mostró su mano invitándolo a unir la suya y las yemas de los dedos de ambos se fueron encontrando una a una; los labios de él se abrieron sobre los de ella, sus lenguas se encontraron en un abrazo dulce y tibio.

Él, suavemente bajó sobre su cuello besando, lamiendo, buscando ese sabor a cereza antes prometido y le quitó el suéter, miró sus senos desafiantes y se encontró con un pequeño lunar arriba del pezón derecho, lo besó, lo chupó lenta pero decididamente, queriendo con la lengua borrarlo ella dócil lo ayudaba mientras se entretenía jugando a desabotonar y abotonar su camisa, aflojó entonces el brassier y sus senos saltaron insinuando unos pezones duros que él gustosa y alternadamente metía dentro de su boca, ella lo despojó de la camisa sin dejar de jugar al mismo tiempo que sentía la falda resbalar abajo de sus piernas.

Abrazados caminaron hasta la cama, la tomó de la cintura y sin dejar de besarla depositó suavemente su tierna carga en la orilla, le quitó las zapatillas y recorrió con los labios sus piernas enfundadas en aquellas exquisitas medias, se incorporó y lentamente mostró su propia desnudez, inclinándose sobre ella comenzó a besarla dibujando trazo a trazo su piel, provocándole emociones infinitas, desconocidas, pero ansiadas.

Las manos se confundían con las piernas que se entrelazaban, le quitó las medias y las bragas, fue bajándolas lentamente con sus expertos dientes, la acarició, la recorrió con los ojos, con las manos, con los labios, con la lengua...

La miró después temblar de emoción cuando separó sus piernas, ella sintió enloquecer de sólo imaginar a ese demonio dentro de sí, lo sintió duro, caliente, indomable, sus cuerpos se unieron en un ritmo lento, cadencioso y finalmente progresivo, desesperante… ¡Galope obsesivo que busca la muerte!... llegaron juntos mientras él disparaba en su alma un fuego incontrolable que le quemaba las entrañas y la consumía toda.

Se miraron y él cubriéndola entre sus brazos le dijo: ¡te extraño!